lunes, noviembre 10, 2003
Efraín y su maquina de zapatos (cuento)
Efraín se dirigió al puerto muy temprano, el sol comenzaba a despuntar sobre el río, y por fin la figura del buque se podía observar en el horizonte.
Efraín esperaba ese día con mucha ansiedad por fin llegaba su máquina de zapatos que había encargado a una firma Europea, y para la cual había invertido todo su capital, incluido un importante préstamo del Banco Nación con garantía hipotecaria por supuesto, si bien arriesgaba su única propiedad, sabía que esta máquina, irrumpiría en el mercado nacional del calzado haciendo añicos a todos sus competidores, todas las firmas mas importantes del rubro se querrían asociar a él, porque de lo contrario fundirían irremediablemente.
De acuerdo al folleto del cual solicitó su traducción por estar en ingles, esta máquina le permitiría realizar alrededor de quinientos pares por hora de cualquiera de los dos mil modelos guardados en la memoria del aparato, sandalias, zapatos, botas, botines, de cuero, de cuerina, de gamuza, con hebillas, con cordones, sin cordones y la lista seguía y seguía.
Solo se necesitaba programar la máquina, cargar a la misma con la materia prima necesaria, cueros, pegamentos, hilos y cordones, encenderla y esperar por el otro extremo que salgan los zapatos para ir guardándolos en sus cajas, listos para vender.
Efraín pensaba, que el adelanto de la tecnología sin duda estaba desplazando a la mano de obra, porque esta máquina suplantaría a no menos de doscientos obreros, pero que se le va a hacer, pensaba, si no la hubiera comprado yo, la hubiera comprado otro. Evidentemente nada se puede hacer con estas cuestiones, o nos modernizamos o nuestro destino será desaparecer.
Ya cerca del medio día el enorme buque anclado a unos pocos pasos de Efraín comenzaba a realizar su descarga asistido por una poderosa grúa, y al cabo de un rato allí apareció suspendida su máquina, perfectamente embalada en una enorme caja de madera, llena de etiquetas multicolores, a Efraín se le soltaron un par de lágrimas por la emoción, toda su ilusión se encontraba en esa caja suspendida en el aire.
Después de una serie de trámites aduaneros, la máquina se encontraba sobre el camión que la trasladaría al galpón de Barracas de Efraín el cual había alquilado porque en su taller no hubiera entrado.
Todo se encontraba listo para la prueba, Efraín tenía una par de empleados de toda la vida los cuales serían los encargados de abastecerla de materia prima y guardar el producto en sus cajas en tanto Efraín se dedicaría a la comercialización y quizás intentaría ingresar en el mundo de la exportación si el mercado interno no prosperaba.
Cuando la máquina se puso en marcha a Efraín le corrió un frío por todo el cuerpo y le traspiraban las manos, el tablero de comando electrónico con sus dos luces verdes encendidas, indicaba que todo estaba bien, por fin desde el otro extremo de la máquina, el encargado de Efraín grito:
¡Aquí viene el primero!, y ahora el otro y el otro!
Al cabo de unos minutos, se formó una montaña de zapatos impecablemente nuevos, que los ayudantes de Efraín no hacían a tiempo a guardar en sus cajas, necesitaron detener a la misma para que no escupiera más. Efraín rebozante de alegría decidió que la prueba había concluido y se dedicarían a organizar todo para lanzar la producción la semana próxima.
Esa tarde después de indicarles a sus dos empleados que ordenaran todo, se fue a su casa a descansar porque la tensión de estos últimos días lo había agotado, Efraín se sentía satisfecho, y un nuevo horizonte se abría para él, pensaba en la cara que pondrían sus competidores cuando inundara de zapatos la plaza a costos tan bajos que sería imposible de competir con el, sus primeros cálculos groseros le daban una ganancia impresionante arrancando con muy poco material, Efraín pensaba que necesitaría alquilar de inmediato otro galpón para acopiar mercadería, un par de secretarias para poder atender las innumerables llamadas telefónicas, pero estos serían temas próximos a tratar por el momento necesitaba dormir un poco.
La campanilla del teléfono despertó a Efraín de su profundo sueño de glorias, esa llamada cambiaría la vida de Efraín para siempre, era uno de sus empleados que le decía:
Patrón tenemos un problema aquí en la fábrica
Si realmente era un gran problema, la máquina de zapatos de Efraín en la cual había puesto todas su esperanzas y su capital, incluso arriesgando su propia casa, solo fabricaba zapatos para el pié derecho.
En un primer momento, Efraín supuso que se trataba de un problema de programación que indicando una simple clave, algo así como IZC o DRCH, todo se solucionaba, sumado a que el mundo entero sabe que los seres humanos tienen un pié derecho y uno izquierdo, que sentido tendría hacer semejante máquina para un solo pié.
Lamentablemente la firma Europea conciente de que todos los seres humanos tienen un pié derecho y otro izquierdo, habían proyectado y fabricado una máquina para tal fin, solo que en realidad se trataba de dos máquinas por separado, una para realizar zapatos para el pié derecho y otra para el pié izquierdo, las cuales se acostumbraba en algunos casos a comercializar por separado debido a que existían viejos clientes que teniendo ya ambas máquinas compraban solo una con el fin de reemplazar a la que tenían trabajando y luego intercambiar piezas para repuesto.
Lamentablemente este no era el caso de Efraín y el contrato de importación y compra decía claramente una máquina STTREY-UXX34- 01, el 01 correspondía a zapatos derechos y para los izquierdos la máquina se denominaba STTREY-UXX34-02, para Efraín la diferencia entre ese vendito 01 y 02 cambió su vida para siempre.
Después de innumerables llamadas telefónicas a Europa, Efraín se convención que este había sido un lamentable error de interpretación de su parte, en el folleto se indicaba claramente que si bien las máquinas eran idénticas, para realizar un par de zapatos se necesitaba un par de máquinas, en un primer momento Efraín pensó realizar un juicio a la firma Europea por no haberlo asesorado correctamente, ¿pero que argumento podría esgrimir?, si todo el mundo sabe que los seres humanos tenemos un pié izquierdo y otro derecho, y el folleto decía claramente que se trataba de la máquina bla,bla,bla,01 que corresponde al los zapatos derechos y no la bla,bla,bla 02, para los izquierdos.
El pobre Efraín entró en un pozo depresivo, y se encerró en su habitación por una semana, transcurrido este tiempo, comenzó a pensar con mas tranquilidad en algunas soluciones posibles, se le ocurrió llamar a su amigo Carlos Aguristegui que era ingeniero mecánico, juntos al día siguiente fueron a ver la máquina, Aguristegui que era un hombre de rostro muy serio y anteojos de grueso calibre, pidió un destornillador, del mismo modo que un cirujano solicita un bisturí en una operación a corazón abierto, retiró una gran tapa de color verde en donde se apreciaba parte de la sofisticada maquinaria, miró esta compleja maraña de engranajes, cables, y precintos por unos instantes, y mirando a Efraín dijo:
Estos Europeos siempre complicando todo
Luego con mucho cuidado colocó nuevamente la tapa y le dijo a Efraín que necesitaba unos días para realizar algunos cálculos para ver que se podía hacer, pero que no le podía asegurar nada porque el tema era sumamente delicado y complejo.
A Efraín ahora solo le restaba esperar si Aguristegui podría encontrar una solución, al cabo de dos días Aguristegui le pasó un detallado informe con una carpeta llena de planos, que para Efraín era algo indescifrable, el resumen a todo eso era que Aguristegui podría realizar una máquina muy similar a la de Efraín pero que solo podría realizar zapatos de un solo modelo, es decir que para cada modelo nuevo se debería realizar otra máquina nueva, este resultado a Efraín no le sirvió de mucho porque evidentemente, se desperdiciaría todo el potencial de la máquina Europea, y lo peor del caso era que el costo de la máquina proyectada por Aguristegui equivalía a una propiedad como la que ya en estos momentos tenía hipotecada.
En un arranque de desesperación a Efraín se le ocurrió salir a vender zapatos solo derechos con la promesa de que al cabo de unos meses, se les entregaría el otro izquierdo con la ventaja de un descuento muy importante, esta idea no prosperó en lo absoluto, y muchos comerciantes no aguantaban de reírsele en la cara.
Después de pensar y meditar mil y una posibilidades de solución quiso devolver la infernal máquina a Europa, pero le contestaron que solo podría ser posible considerada como una máquina usada y el se debería hacer cargo del traslado en barco, el resultado de esto no le daría ni para salvar la décima parte de lo invertido.
En otra oportunidad publicó un aviso en los clasificados de Clarín que decía:
Quiero asociarme a empresa fabricante de calzado, aporto máquina Europea solo para calzado pié derecho, Tel tal preguntar por Efraín, nadie llamó, solo recibió el llamado de un hombre que tenía una pierna ortopédica para ver si le vendía una zapato para su pié derecho si no era muy caro.
Al mes de esta desventura, Efraín recibe una carta para recordarle que debería presentarse en el banco para pagar el primer vencimiento de la hipoteca de su propiedad, de lo contrario se elevaría su expediente al departamento de Legales.
Efraín se encontraba destruido anímica y materialmente, la solución a su problema ya no era posible, mañana rematarían su casa y sus pertenencias, el dueño del galpón donde se encontraba la máquina había comenzado también el juicio de desalojo, no quería ni siquiera ver mas a esa mole de piezas y engranajes que le habían arruinado la vida, solo quería irse muy, muy lejos para no volver.
A Efraín se le cruzó levemente por su mente la idea de terminar con su vida, así se terminarían todos sus problemas, y decidió primero bajar a la calle a comprar cigarrillos, cuando abrió la puerta de ascensor en la planta baja, no podía creer lo que veían sus ojos, en un enorme camión estacionado frente a su edificio su máquina de zapatos lo esperaba, el chofer del rodado, con una boleta en la mano trataba de encontrar en el portero a un tal Efraín para entregarle un bulto, Efraín haciéndose el distraído salió sin darle importancia al chofer y se perdió por la esquina.
Al cabo de caminar por mas de dos horas, decidió regresar a su departamento, tenía miedo de pensar con lo que se encontraría, y sus temores no eran infundados, la máquina de zapatos con sus mil quinientos quilos de peso, reposaba sobre la calle, cortando una mano de la calzada y provocando un congestionamiento de tráfico infernal, los insultos y bocinazos se escuchaban de a dos cuadras.
Efraín sigilosamente y sin llamar la atención, entró lo mas rápido que pudo a su departamento y una vez en él serró las ventanas y se recostó en la cama, varias veces sonó el portero insistentemente, pero Efraín no contestó.
Cuando Efraín se despertó miró su reloj y comprobó que eran las tres de la mañana, se asomó por la ventana de su dormitorio pensando que la descomunal máquina estaría allí y comprobó que ya no estaba, esto lo tranquilizó al menos momentáneamente.
Su idea de suicidarse se le había pasado, pensando que de alguna forma podría encontrar una solución a todas sus desdichas, solo que por el momento se encontraba tan aturdido que no podía razonar bien.
A Efraín se le ocurrió una nueva idea que podía dar resultado, no había pensado en que estas firmas Europeas son tan meticulosas que no venden nada sin no es con seguro y garantía, y entonces que ocurriría si a la maléfica máquina se destruyera por algún motivo, esa podría ser su solución destruir completamente..............................................................
Y asi fue que en el barrio no se supo nunca nada mas de Efraín ni de su maquina de zapatos, solo comentan que de vez en cuando aparece en los clasificados un pequeño aviso que dice:
Vendo máquina automática sin uso, para fabricación de zapatos solo para pié derecho, se escuchan ofertas, tel, preguntar por Efraín.
Arq. Francisco Brun
Efraín se dirigió al puerto muy temprano, el sol comenzaba a despuntar sobre el río, y por fin la figura del buque se podía observar en el horizonte.
Efraín esperaba ese día con mucha ansiedad por fin llegaba su máquina de zapatos que había encargado a una firma Europea, y para la cual había invertido todo su capital, incluido un importante préstamo del Banco Nación con garantía hipotecaria por supuesto, si bien arriesgaba su única propiedad, sabía que esta máquina, irrumpiría en el mercado nacional del calzado haciendo añicos a todos sus competidores, todas las firmas mas importantes del rubro se querrían asociar a él, porque de lo contrario fundirían irremediablemente.
De acuerdo al folleto del cual solicitó su traducción por estar en ingles, esta máquina le permitiría realizar alrededor de quinientos pares por hora de cualquiera de los dos mil modelos guardados en la memoria del aparato, sandalias, zapatos, botas, botines, de cuero, de cuerina, de gamuza, con hebillas, con cordones, sin cordones y la lista seguía y seguía.
Solo se necesitaba programar la máquina, cargar a la misma con la materia prima necesaria, cueros, pegamentos, hilos y cordones, encenderla y esperar por el otro extremo que salgan los zapatos para ir guardándolos en sus cajas, listos para vender.
Efraín pensaba, que el adelanto de la tecnología sin duda estaba desplazando a la mano de obra, porque esta máquina suplantaría a no menos de doscientos obreros, pero que se le va a hacer, pensaba, si no la hubiera comprado yo, la hubiera comprado otro. Evidentemente nada se puede hacer con estas cuestiones, o nos modernizamos o nuestro destino será desaparecer.
Ya cerca del medio día el enorme buque anclado a unos pocos pasos de Efraín comenzaba a realizar su descarga asistido por una poderosa grúa, y al cabo de un rato allí apareció suspendida su máquina, perfectamente embalada en una enorme caja de madera, llena de etiquetas multicolores, a Efraín se le soltaron un par de lágrimas por la emoción, toda su ilusión se encontraba en esa caja suspendida en el aire.
Después de una serie de trámites aduaneros, la máquina se encontraba sobre el camión que la trasladaría al galpón de Barracas de Efraín el cual había alquilado porque en su taller no hubiera entrado.
Todo se encontraba listo para la prueba, Efraín tenía una par de empleados de toda la vida los cuales serían los encargados de abastecerla de materia prima y guardar el producto en sus cajas en tanto Efraín se dedicaría a la comercialización y quizás intentaría ingresar en el mundo de la exportación si el mercado interno no prosperaba.
Cuando la máquina se puso en marcha a Efraín le corrió un frío por todo el cuerpo y le traspiraban las manos, el tablero de comando electrónico con sus dos luces verdes encendidas, indicaba que todo estaba bien, por fin desde el otro extremo de la máquina, el encargado de Efraín grito:
¡Aquí viene el primero!, y ahora el otro y el otro!
Al cabo de unos minutos, se formó una montaña de zapatos impecablemente nuevos, que los ayudantes de Efraín no hacían a tiempo a guardar en sus cajas, necesitaron detener a la misma para que no escupiera más. Efraín rebozante de alegría decidió que la prueba había concluido y se dedicarían a organizar todo para lanzar la producción la semana próxima.
Esa tarde después de indicarles a sus dos empleados que ordenaran todo, se fue a su casa a descansar porque la tensión de estos últimos días lo había agotado, Efraín se sentía satisfecho, y un nuevo horizonte se abría para él, pensaba en la cara que pondrían sus competidores cuando inundara de zapatos la plaza a costos tan bajos que sería imposible de competir con el, sus primeros cálculos groseros le daban una ganancia impresionante arrancando con muy poco material, Efraín pensaba que necesitaría alquilar de inmediato otro galpón para acopiar mercadería, un par de secretarias para poder atender las innumerables llamadas telefónicas, pero estos serían temas próximos a tratar por el momento necesitaba dormir un poco.
La campanilla del teléfono despertó a Efraín de su profundo sueño de glorias, esa llamada cambiaría la vida de Efraín para siempre, era uno de sus empleados que le decía:
Patrón tenemos un problema aquí en la fábrica
Si realmente era un gran problema, la máquina de zapatos de Efraín en la cual había puesto todas su esperanzas y su capital, incluso arriesgando su propia casa, solo fabricaba zapatos para el pié derecho.
En un primer momento, Efraín supuso que se trataba de un problema de programación que indicando una simple clave, algo así como IZC o DRCH, todo se solucionaba, sumado a que el mundo entero sabe que los seres humanos tienen un pié derecho y uno izquierdo, que sentido tendría hacer semejante máquina para un solo pié.
Lamentablemente la firma Europea conciente de que todos los seres humanos tienen un pié derecho y otro izquierdo, habían proyectado y fabricado una máquina para tal fin, solo que en realidad se trataba de dos máquinas por separado, una para realizar zapatos para el pié derecho y otra para el pié izquierdo, las cuales se acostumbraba en algunos casos a comercializar por separado debido a que existían viejos clientes que teniendo ya ambas máquinas compraban solo una con el fin de reemplazar a la que tenían trabajando y luego intercambiar piezas para repuesto.
Lamentablemente este no era el caso de Efraín y el contrato de importación y compra decía claramente una máquina STTREY-UXX34- 01, el 01 correspondía a zapatos derechos y para los izquierdos la máquina se denominaba STTREY-UXX34-02, para Efraín la diferencia entre ese vendito 01 y 02 cambió su vida para siempre.
Después de innumerables llamadas telefónicas a Europa, Efraín se convención que este había sido un lamentable error de interpretación de su parte, en el folleto se indicaba claramente que si bien las máquinas eran idénticas, para realizar un par de zapatos se necesitaba un par de máquinas, en un primer momento Efraín pensó realizar un juicio a la firma Europea por no haberlo asesorado correctamente, ¿pero que argumento podría esgrimir?, si todo el mundo sabe que los seres humanos tenemos un pié izquierdo y otro derecho, y el folleto decía claramente que se trataba de la máquina bla,bla,bla,01 que corresponde al los zapatos derechos y no la bla,bla,bla 02, para los izquierdos.
El pobre Efraín entró en un pozo depresivo, y se encerró en su habitación por una semana, transcurrido este tiempo, comenzó a pensar con mas tranquilidad en algunas soluciones posibles, se le ocurrió llamar a su amigo Carlos Aguristegui que era ingeniero mecánico, juntos al día siguiente fueron a ver la máquina, Aguristegui que era un hombre de rostro muy serio y anteojos de grueso calibre, pidió un destornillador, del mismo modo que un cirujano solicita un bisturí en una operación a corazón abierto, retiró una gran tapa de color verde en donde se apreciaba parte de la sofisticada maquinaria, miró esta compleja maraña de engranajes, cables, y precintos por unos instantes, y mirando a Efraín dijo:
Estos Europeos siempre complicando todo
Luego con mucho cuidado colocó nuevamente la tapa y le dijo a Efraín que necesitaba unos días para realizar algunos cálculos para ver que se podía hacer, pero que no le podía asegurar nada porque el tema era sumamente delicado y complejo.
A Efraín ahora solo le restaba esperar si Aguristegui podría encontrar una solución, al cabo de dos días Aguristegui le pasó un detallado informe con una carpeta llena de planos, que para Efraín era algo indescifrable, el resumen a todo eso era que Aguristegui podría realizar una máquina muy similar a la de Efraín pero que solo podría realizar zapatos de un solo modelo, es decir que para cada modelo nuevo se debería realizar otra máquina nueva, este resultado a Efraín no le sirvió de mucho porque evidentemente, se desperdiciaría todo el potencial de la máquina Europea, y lo peor del caso era que el costo de la máquina proyectada por Aguristegui equivalía a una propiedad como la que ya en estos momentos tenía hipotecada.
En un arranque de desesperación a Efraín se le ocurrió salir a vender zapatos solo derechos con la promesa de que al cabo de unos meses, se les entregaría el otro izquierdo con la ventaja de un descuento muy importante, esta idea no prosperó en lo absoluto, y muchos comerciantes no aguantaban de reírsele en la cara.
Después de pensar y meditar mil y una posibilidades de solución quiso devolver la infernal máquina a Europa, pero le contestaron que solo podría ser posible considerada como una máquina usada y el se debería hacer cargo del traslado en barco, el resultado de esto no le daría ni para salvar la décima parte de lo invertido.
En otra oportunidad publicó un aviso en los clasificados de Clarín que decía:
Quiero asociarme a empresa fabricante de calzado, aporto máquina Europea solo para calzado pié derecho, Tel tal preguntar por Efraín, nadie llamó, solo recibió el llamado de un hombre que tenía una pierna ortopédica para ver si le vendía una zapato para su pié derecho si no era muy caro.
Al mes de esta desventura, Efraín recibe una carta para recordarle que debería presentarse en el banco para pagar el primer vencimiento de la hipoteca de su propiedad, de lo contrario se elevaría su expediente al departamento de Legales.
Efraín se encontraba destruido anímica y materialmente, la solución a su problema ya no era posible, mañana rematarían su casa y sus pertenencias, el dueño del galpón donde se encontraba la máquina había comenzado también el juicio de desalojo, no quería ni siquiera ver mas a esa mole de piezas y engranajes que le habían arruinado la vida, solo quería irse muy, muy lejos para no volver.
A Efraín se le cruzó levemente por su mente la idea de terminar con su vida, así se terminarían todos sus problemas, y decidió primero bajar a la calle a comprar cigarrillos, cuando abrió la puerta de ascensor en la planta baja, no podía creer lo que veían sus ojos, en un enorme camión estacionado frente a su edificio su máquina de zapatos lo esperaba, el chofer del rodado, con una boleta en la mano trataba de encontrar en el portero a un tal Efraín para entregarle un bulto, Efraín haciéndose el distraído salió sin darle importancia al chofer y se perdió por la esquina.
Al cabo de caminar por mas de dos horas, decidió regresar a su departamento, tenía miedo de pensar con lo que se encontraría, y sus temores no eran infundados, la máquina de zapatos con sus mil quinientos quilos de peso, reposaba sobre la calle, cortando una mano de la calzada y provocando un congestionamiento de tráfico infernal, los insultos y bocinazos se escuchaban de a dos cuadras.
Efraín sigilosamente y sin llamar la atención, entró lo mas rápido que pudo a su departamento y una vez en él serró las ventanas y se recostó en la cama, varias veces sonó el portero insistentemente, pero Efraín no contestó.
Cuando Efraín se despertó miró su reloj y comprobó que eran las tres de la mañana, se asomó por la ventana de su dormitorio pensando que la descomunal máquina estaría allí y comprobó que ya no estaba, esto lo tranquilizó al menos momentáneamente.
Su idea de suicidarse se le había pasado, pensando que de alguna forma podría encontrar una solución a todas sus desdichas, solo que por el momento se encontraba tan aturdido que no podía razonar bien.
A Efraín se le ocurrió una nueva idea que podía dar resultado, no había pensado en que estas firmas Europeas son tan meticulosas que no venden nada sin no es con seguro y garantía, y entonces que ocurriría si a la maléfica máquina se destruyera por algún motivo, esa podría ser su solución destruir completamente..............................................................
Y asi fue que en el barrio no se supo nunca nada mas de Efraín ni de su maquina de zapatos, solo comentan que de vez en cuando aparece en los clasificados un pequeño aviso que dice:
Vendo máquina automática sin uso, para fabricación de zapatos solo para pié derecho, se escuchan ofertas, tel, preguntar por Efraín.
Arq. Francisco Brun
El medalla de barro ( cuento )
Juan salió con su automóvil para recorrer los veinte kilómetros entre el hotel y la empresa, a pesar que no conocía la zona le gustaba mucho el ambiente del pequeño pueblo, su empresa siempre lo había enviado a ciudades mas grandes, pero esta vez su jefe le dijo que debería cubrir el puesto del anterior vendedor solo por uno o dos meses hasta reestructurar el plantel del nuevo personal.
Era el tercer día que Juan recorría ese camino desolado, que le brindaba una sensación muy placentera viendo los verdes sembradíos a ambos lados del camino, ese día pudo ver a un hombre, que caminaba apresuradamente por la banquina, Juan al verlo disminuyó la velocidad y pasó muy cerca, el hombre era un señor muy mayor, vistiendo ropa deportiva y sumamente tostado. Cuando Juan pasó con su automóvil ese hombre caminaba con pasos muy enérgicos y ni siquiera miró a Juan para saludarlo, como era costumbre de la gente del lugar.
Juan continuó con su trayecto, pensando que aquel hombre se encontraba muy lejos de un lugar poblado, y le extrañó la actitud de que no le prestara atención, de pronto vino a su mente que aquel anciano podría estar enfermo, o quizás alucinaba y se le dio por caminar y ahora su familia lo estaba buscando desesperadamente.
Juan decidió regresar, y al cabo de poco andar, pudo ver la silueta a lo lejos de aquel viejo que continuaba con su tenaz caminata, detuvo su auto y se bajó para esperarlo, cuando el extraño caminante estuvo próximo, Juan le dijo:
Buenos días amigo lo puedo alcanzar a algún lado
No gracias, respondió tajantemente el hombre sin siquiera mirarlo
Juan insistió una vez más
Disculpe, yo soy nuevo por aquí y me dirijo al pueblo, si quiere lo alcanzo y se evita caminar tanto.
El viejo detuvo su marcha, y mirándolo a Juan le respondió.
Pierda cuidado forastero, no estoy loco como usted piensa, y tampoco me he perdido, en realidad solo estoy compitiendo, y si usted no me hubiera entretenido tal vez hoy hubiera batido mi record, ahora si me disculpa, siga usted con lo suyo, que yo seguiré con lo mío.
Juan ante esta respuesta, se sintió como un tonto y solo atinó a subir a su auto y continuar su viaje, pensando que si otro día, aunque llegara a ver a aquel anciano tirado en el piso medio muerto de cansancio no lo socorrería, y luego trató de olvidar el hecho.
Ese día en la empresa fue uno de esos días difíciles en donde todo sale mal, pero ese era su trabajo, después de terminar la jornada Juan concurría al único bar del pueblo en donde tomaba un refresco para después regresar a su hotel, esa tarde en cuanto entró al bar y pedir lo de siempre al encargado, uno de los parroquianos al cual ya conocía de vista, le dijo:
Así que hoy se topó con el viejo medalla de barro
Juan quedó sorprendido, y recordó inmediatamente el episodio en la ruta con aquel viejo caminante.
Juan después de describir al aquel hombre, confirmó el encuentro, y no pudo dejar de preguntar como se sabía eso, si nadie estaba presente en aquella inmensidad del campo.
Aquí no se nos escapa nada amigo, respondió el parroquiano, mientras se sentaba junto a él en la mesa.
¿Porqué le dicen medalla de barro? Preguntó Juan
Y aquel hombre de rostro bonachón le contó:
Le decimos así porque el viejo está un poco loco, y se la pasa inventando competencias que nunca puede cumplir, es un raye como le dicen, el año pasado para la fiesta del girasol, dijo que recorrería quince kilómetros en menos de media hora, y aquí en pueblo aunque sabíamos que no lo podría cumplir, le preparamos una llegada con cartel y todo, trajimos hasta la banda de música de los bomberos……..
El parroquiano se quedó callado y mirando por la ventana
¿Y que pasó? Preguntó Juan
Y que va a pasar, no llegó nunca, ya caía el sol y nos fuimos todos a casa. Dijo con voz pausada el parroquiano
¿Pero tal vez no llegó por algún motivo? Preguntó nuevamente Juan
Dicen que llegó pero como a una de la mañana, solo lo estaba esperando Doña Rita, la dueña del kiosco de cigarrillos, una antigua novia, que a pesar de los años sigue enamorada de este viejo loco.
El parroquiano sin decir masa se levantó y se fue.
Juan se quedó pensando en la cantidad de historias de vida de esos pequeños pueblos, que nadie conoce y se podrían escribir libros y libros.
Ya Juan prácticamente había terminado con su trabajo en aquel lugar y en los dos últimos días antes de su partida, pensó descansar para retomar luego su actividad en la ciudad, esa tarde estaba Juan caminando por la orilla del canal de riego bajo la sombra del monte que le recordaba a la casa de campo de sus padres, cuando se le acercó una viejita muy simpática que le dijo:
Disculpe forastero, yo soy Doña Rita la señora que le vende los cigarrillos, se que usted se está por ir y necesito pedirle un gran favor.
Dígame usted señora, en que la puedo ayudar
Mire usted yo soy digamos …..la única persona allegada a Don Gómez, medalla de barro como le dicen aquí, usted se acordará.
Si, si, recuerdo perfectamente respondió Juan
Bueno mire este viejo al que yo aprecio tiene un solo ideal en su vida y es que lo premien por alguna hazaña, que nunca logrará sabe y yo quiero inventarle un premio, pero como el viejo conoce a todos en el pueblo no me creerá si le miento, entonces pensé que si usted me ayudara, le podría dar esa pequeña alegría por la que tanto se empeñó, de recibir un premio.
La señora sacó de su bolso una carta y un medallón de oro, y se lo entregó a Juan, luego le dijo:
Mañana a la mañana lo encontrará caminando, en la ruta, solo tiene que entregarle esto y le dice que es de la empresa donde usted trabaja, que es lo mas importante que tenemos por estos lugares, yo se que se pondrá muy contento y se cumplirá su sueño de tantos años.
Juan tomó la carta y el medallón y le prometió a la vieja que lo haría con gusto.
Juan se quedó pensando en aquel acto tan noble de aquella mujer para con un viejo medio loco, y pensó hasta que límites puede llegar el amor.
A la mañana siguiente, Juan tenía todo empacado para regresar a su casa, solo le restaba cumplir con el compromiso que había contraído con la anciana, y tal cual como le había dicho encontró al medalla de barro, caminando apresuradamente por la ruta, esta vez sin titubear, detuvo el auto frente al viejo, se bajó y le dijo:
Estimado señor, en este simple acto yo en representación de mi empresa le queremos otorgar este premio que usted se tiene bien merecido y lo felicitamos por su labor de deportista a – mateur de toda una vida.
El viejo, tomó la carta y el medallón y mirándole a los ojos le respondió:
Querido amigo, este premio ya lo he recibido una treintena de veces, es de Doña Rita, y una treintena de veces se lo he regalado a ella en prueba de mi amor, es una buena mujer y se que me ama, solo que yo no se compartir el mismo techo, tengo demasiadas mañas, pero se que se pone contenta cuando la voy a ver después de mis caminatas que las realizo solo porque sufro de artritis, y si no me muevo me quedaré duro dentro de poco, le agradezco, buen hombre de todos modos su acción, porque esta vieja loca suele darle su medallón de oro a cualquier extraño que viene al pueblo.
Juan comprendió inmediatamente que el viejo no estaba tan loco como decían, ye entonces le preguntó porque no había podido llegar al pueblo el día de la fiesta del girasol, y el viejo le respondió:
En el pueblo me dicen medalla de barro, porque creen que estoy medio loco, y que invento competencias, si es cierto las invento porque cada vez que se me ocurre algo se arma un alboroto en el pueblo y a pesar que son cosas imposibles de cumplir, piensan que quizás algún día lo logre, y sabe que, cuando se me ocurre algo es el comentario de todo el pueblo, son cosas de los pueblos chicos, vio, que nos entretenemos con cualquier tontería, así condimentamos la vida por acá, tan solo para no aburrirnos.
Juan saludó a ese viejo medio loco, medio cuerdo, y se fue pensando que ese pequeño pueblo casi olvidado del mapa era un muy buen lugar para vivir.
http://us.f1.yahoofs.com/users/97cdd240/aa7e/__sr_/30d9.jpg?ph77MVBBWEfgSppX/archivo.jpg">
Arq. Francisco Brun
www.franciscobrun.com.ar
Juan salió con su automóvil para recorrer los veinte kilómetros entre el hotel y la empresa, a pesar que no conocía la zona le gustaba mucho el ambiente del pequeño pueblo, su empresa siempre lo había enviado a ciudades mas grandes, pero esta vez su jefe le dijo que debería cubrir el puesto del anterior vendedor solo por uno o dos meses hasta reestructurar el plantel del nuevo personal.
Era el tercer día que Juan recorría ese camino desolado, que le brindaba una sensación muy placentera viendo los verdes sembradíos a ambos lados del camino, ese día pudo ver a un hombre, que caminaba apresuradamente por la banquina, Juan al verlo disminuyó la velocidad y pasó muy cerca, el hombre era un señor muy mayor, vistiendo ropa deportiva y sumamente tostado. Cuando Juan pasó con su automóvil ese hombre caminaba con pasos muy enérgicos y ni siquiera miró a Juan para saludarlo, como era costumbre de la gente del lugar.
Juan continuó con su trayecto, pensando que aquel hombre se encontraba muy lejos de un lugar poblado, y le extrañó la actitud de que no le prestara atención, de pronto vino a su mente que aquel anciano podría estar enfermo, o quizás alucinaba y se le dio por caminar y ahora su familia lo estaba buscando desesperadamente.
Juan decidió regresar, y al cabo de poco andar, pudo ver la silueta a lo lejos de aquel viejo que continuaba con su tenaz caminata, detuvo su auto y se bajó para esperarlo, cuando el extraño caminante estuvo próximo, Juan le dijo:
Buenos días amigo lo puedo alcanzar a algún lado
No gracias, respondió tajantemente el hombre sin siquiera mirarlo
Juan insistió una vez más
Disculpe, yo soy nuevo por aquí y me dirijo al pueblo, si quiere lo alcanzo y se evita caminar tanto.
El viejo detuvo su marcha, y mirándolo a Juan le respondió.
Pierda cuidado forastero, no estoy loco como usted piensa, y tampoco me he perdido, en realidad solo estoy compitiendo, y si usted no me hubiera entretenido tal vez hoy hubiera batido mi record, ahora si me disculpa, siga usted con lo suyo, que yo seguiré con lo mío.
Juan ante esta respuesta, se sintió como un tonto y solo atinó a subir a su auto y continuar su viaje, pensando que si otro día, aunque llegara a ver a aquel anciano tirado en el piso medio muerto de cansancio no lo socorrería, y luego trató de olvidar el hecho.
Ese día en la empresa fue uno de esos días difíciles en donde todo sale mal, pero ese era su trabajo, después de terminar la jornada Juan concurría al único bar del pueblo en donde tomaba un refresco para después regresar a su hotel, esa tarde en cuanto entró al bar y pedir lo de siempre al encargado, uno de los parroquianos al cual ya conocía de vista, le dijo:
Así que hoy se topó con el viejo medalla de barro
Juan quedó sorprendido, y recordó inmediatamente el episodio en la ruta con aquel viejo caminante.
Juan después de describir al aquel hombre, confirmó el encuentro, y no pudo dejar de preguntar como se sabía eso, si nadie estaba presente en aquella inmensidad del campo.
Aquí no se nos escapa nada amigo, respondió el parroquiano, mientras se sentaba junto a él en la mesa.
¿Porqué le dicen medalla de barro? Preguntó Juan
Y aquel hombre de rostro bonachón le contó:
Le decimos así porque el viejo está un poco loco, y se la pasa inventando competencias que nunca puede cumplir, es un raye como le dicen, el año pasado para la fiesta del girasol, dijo que recorrería quince kilómetros en menos de media hora, y aquí en pueblo aunque sabíamos que no lo podría cumplir, le preparamos una llegada con cartel y todo, trajimos hasta la banda de música de los bomberos……..
El parroquiano se quedó callado y mirando por la ventana
¿Y que pasó? Preguntó Juan
Y que va a pasar, no llegó nunca, ya caía el sol y nos fuimos todos a casa. Dijo con voz pausada el parroquiano
¿Pero tal vez no llegó por algún motivo? Preguntó nuevamente Juan
Dicen que llegó pero como a una de la mañana, solo lo estaba esperando Doña Rita, la dueña del kiosco de cigarrillos, una antigua novia, que a pesar de los años sigue enamorada de este viejo loco.
El parroquiano sin decir masa se levantó y se fue.
Juan se quedó pensando en la cantidad de historias de vida de esos pequeños pueblos, que nadie conoce y se podrían escribir libros y libros.
Ya Juan prácticamente había terminado con su trabajo en aquel lugar y en los dos últimos días antes de su partida, pensó descansar para retomar luego su actividad en la ciudad, esa tarde estaba Juan caminando por la orilla del canal de riego bajo la sombra del monte que le recordaba a la casa de campo de sus padres, cuando se le acercó una viejita muy simpática que le dijo:
Disculpe forastero, yo soy Doña Rita la señora que le vende los cigarrillos, se que usted se está por ir y necesito pedirle un gran favor.
Dígame usted señora, en que la puedo ayudar
Mire usted yo soy digamos …..la única persona allegada a Don Gómez, medalla de barro como le dicen aquí, usted se acordará.
Si, si, recuerdo perfectamente respondió Juan
Bueno mire este viejo al que yo aprecio tiene un solo ideal en su vida y es que lo premien por alguna hazaña, que nunca logrará sabe y yo quiero inventarle un premio, pero como el viejo conoce a todos en el pueblo no me creerá si le miento, entonces pensé que si usted me ayudara, le podría dar esa pequeña alegría por la que tanto se empeñó, de recibir un premio.
La señora sacó de su bolso una carta y un medallón de oro, y se lo entregó a Juan, luego le dijo:
Mañana a la mañana lo encontrará caminando, en la ruta, solo tiene que entregarle esto y le dice que es de la empresa donde usted trabaja, que es lo mas importante que tenemos por estos lugares, yo se que se pondrá muy contento y se cumplirá su sueño de tantos años.
Juan tomó la carta y el medallón y le prometió a la vieja que lo haría con gusto.
Juan se quedó pensando en aquel acto tan noble de aquella mujer para con un viejo medio loco, y pensó hasta que límites puede llegar el amor.
A la mañana siguiente, Juan tenía todo empacado para regresar a su casa, solo le restaba cumplir con el compromiso que había contraído con la anciana, y tal cual como le había dicho encontró al medalla de barro, caminando apresuradamente por la ruta, esta vez sin titubear, detuvo el auto frente al viejo, se bajó y le dijo:
Estimado señor, en este simple acto yo en representación de mi empresa le queremos otorgar este premio que usted se tiene bien merecido y lo felicitamos por su labor de deportista a – mateur de toda una vida.
El viejo, tomó la carta y el medallón y mirándole a los ojos le respondió:
Querido amigo, este premio ya lo he recibido una treintena de veces, es de Doña Rita, y una treintena de veces se lo he regalado a ella en prueba de mi amor, es una buena mujer y se que me ama, solo que yo no se compartir el mismo techo, tengo demasiadas mañas, pero se que se pone contenta cuando la voy a ver después de mis caminatas que las realizo solo porque sufro de artritis, y si no me muevo me quedaré duro dentro de poco, le agradezco, buen hombre de todos modos su acción, porque esta vieja loca suele darle su medallón de oro a cualquier extraño que viene al pueblo.
Juan comprendió inmediatamente que el viejo no estaba tan loco como decían, ye entonces le preguntó porque no había podido llegar al pueblo el día de la fiesta del girasol, y el viejo le respondió:
En el pueblo me dicen medalla de barro, porque creen que estoy medio loco, y que invento competencias, si es cierto las invento porque cada vez que se me ocurre algo se arma un alboroto en el pueblo y a pesar que son cosas imposibles de cumplir, piensan que quizás algún día lo logre, y sabe que, cuando se me ocurre algo es el comentario de todo el pueblo, son cosas de los pueblos chicos, vio, que nos entretenemos con cualquier tontería, así condimentamos la vida por acá, tan solo para no aburrirnos.
Juan saludó a ese viejo medio loco, medio cuerdo, y se fue pensando que ese pequeño pueblo casi olvidado del mapa era un muy buen lugar para vivir.
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Arq. Francisco Brun
www.franciscobrun.com.ar
La ciudad de las calles sin nombre ( cuento )
El proyecto se había concluido, era una ciudad de mil manzanas todas ocupadas con edificios de propiedad horizontal que aprovechaban al máximo la superficie de construcción, se estimaba que se terminaría en cinco años aproximadamente, y así fue.
En el pliego de licitación del proyecto se buscó de lograr la mayor cantidad de departamentos al menor costo posible, esto permitió que el estudio de arquitectura ganador se decidiera por la propuesta de realizar todos los edificios exactamente iguales, de este modo al hacerse los trabajos en serie, los costos disminuían considerablemente, así fue como se comenzaron los trabajo y todos los detalles de la construcción eran una copia interminable de elementos, las empresas encargadas de los diferentes rubros como las que fabricaban las puertas y ventanas, sufrieron el inconveniente que sus operarios se estresaban por tener que realizar siempre la misma tarea, se comentaba que un encargado de tener que colocar bisagras, lo habían tenido que internar en una casa de retiro para enfermos mentales, sin poderle sacar de su mano el destornillado. También a un pintor de una de las empresas al cabo de terminar doscientos departamentos, todos del mismo color, en un momento dado comenzó a realizar extraños dibujos multicolores, similares a pinturas abstractas, cuando lo despidieron, llevaba en su bolsillo una brocha con pintura roja y salpicó todo el despacho del jefe de personal, en tanto gritaba desencajado que en el mundo existían otros colores, no solo el gris perla.
Solo faltando dos días para la inauguración y posterior entrega de los departamentos a sus dueños, surgió un inconveniente de último momento, no se podrían colocar los carteles indicadores del nombre de las calles, por haber surgido un problema con la empresa encargada de realizarlos, y solo estarían para un par de semanas después de la inauguración.
En el departamento de planeamiento este tema de los carteles de las calles, se analizaba como un serio problema debido a que el proyecto era una repetición de edificios exactamente iguales unos a otros, y no existía nada que los pudiera distinguir, ni las veredas, ni los postes de alumbrado, ni el color de sus fachadas, todo el emprendimiento era una constante repetición de miles y miles de espacios absolutamente iguales, comentaban que un inspector de obra había revisado el mismo edificios unas cuarenta veces, sin darse cuenta.
Al jefe de planeamiento se le ocurrió una solución de emergencia que podría resolver este problema, se entregaría a cada uno de los propietarios un plano en donde se indicaría la ubicación de su unidad de vivienda, y mediante la utilización de una brújula, una vez que se determinara los puntos cardinales, sería sencillo encontrar el lugar, esto no convenció mucho al intendente, pero otro remedio no quedaba, la inauguración estaba encima.
Así fue como se contrató a una empresa para la realización de diez mil brújulas de bolsillo y a otra la realización de planos que indicaran la ubicación de cada departamento, lamentablemente, esta última empresa cometió un pequeño error y lo que se indicaba como el oeste era el este y viceversa, pero para subsanar este pequeño error, se colocó al reverso de este plano una nota aclaratoria, en donde decía: “Para interpretar correctamente este plano solo cambie el este por el oeste”
El día de la inauguración llegó y se cortaron las tradicionales cintas, luego de esto el intendente en persona entregaba las llaves, junto a la brújula y el plano de ubicación a cada uno de los propietarios.
En un primer momento paresia que todo funcionaba bien, pero la mayoría de la gente no leía la nota aclaratoria por estar en el reverso del plano y se dirigía exactamente al lugar opuesto al que debería ir luego la llave no abría por supuesto.
Comenzaron los primeros reclamos, y al cabo de unas horas todo se tornó en un caos, en pocas horas ya se habían extraviado cinco chicos y un abuelo, los nuevos propietarios pedían a gritos por familiares extraviados, y otros queriendo tomara posesión de sus viviendas lo antes posible amenazaban con realizar juicios a la comuna por estafa
El intendente ante este alubión de reclamos decidió llamar a la gendarmería para que ayudara a esta pobre gente que ya era una multitud agolpada frente al estrado, se comenzaron a ubicar a las primeras familias pero este operativo resultaba muy lento y se hacía de noche con lo cual la impaciencia aumentaba, entonces se decidió armar carpas de campaña para que esta multitud pudiera pasar la noche, con la esperanza que mañana todo se solucionaría.
En este desorden general, aparecieron pseudos representantes de la comuna que por veinte pesos guiarían a las desamparadas familias hasta su hogar, muchos aceptaban la propuesta, y después de abonar por este “servicio” eran guiados solo unas pocas cuadras para luego dejarlos abandonados a su suerte.
Algunos habían podido llegar a su departamento, pero luego viendo desde sus balcones, el caos y la desesperación que imperaba en las calles, temían en salir y perderse, pero de pronto surgió el terror, se encontraban atrapados en sus viviendas, y sin poder conseguir alimentos, en pocos días morirían si no eran rescatados, muchos comenzaron a pedir auxilio desde los balcones a los gritos.
Al día siguiente, por las calles de esta ciudad repetitiva, seguían vagando personas totalmente perdidas, que ya no les interesaba encontrar su departamento, solo querían salir de ese laberinto infinito.
Se decidió convocar a tres helicópteros de la fuerza aérea para que a asistieran a esta gente desesperada con alimentos y agua que eran arrojados desde las alturas.
A media mañana el caos continuaba y los mismos gendarmes que habían concurrido para acomodar y auxiliar a los propietarios, debido al agotamiento de haber trabajado durante toda la noche también se perdían.
El intendente en persona desde uno de los helicópteros impartía instrucciones desesperadas para que todos los estuvieran alojados o no, dentro de esta trampa infernal se dirigieran para el oeste que era en donde estaba las tiendas de campaña, pero la gente que escuchaba aterrorizada a esta altura de los acontecimientos y debido al apresuramiento y el miedo se dirigía al lado opuesto guiadas por las instrucciones ahora del reverso del mapa.
Paresia que ya nadie podría poner orden a semejante catástrofe, cuando a un asesor del intendente se le ocurrió que se crearan brigadas de experimentados exploradores para ingresar en aquella ciudad de los mil demonios y rescatar a las personas.
Así fue como estas brigadas se internaron en esas infinitas calles gemelas, provistas de un importante equipo de sobre vivencia y utilizando una especie de banderines multicolores auto adhesivos para poder después encontrar la salida, pero ocurrió lo inesperado, los banderines no quedaban bien sujetos y se desprendían, luego el viento los dispersaba por todos lados, las dos primeras brigadas se perdieron irremediablemente, entonces se decidió como un último esfuerzo desesperado, que una maquina vial de esas que realizan la demarcación de rutas, marcar dos línea blanca de este a oeste y de norte a sur al medio de la ciudad, luego de esto en los cuatro extremos de estas líneas se instalaron puestos de rescate, y se les indicó a la gente mediante panfletos y altoparlantes que se dirigieran a cualquier lugar pero siempre en línea recta, y que cuando encontraran una línea blanca la siguieran o para un lado o para el otro, que de esa forman podrían encontrar la salida.
Por fin lentamente los desconcertados propietarios fueron abandonando esta ciudad, y abrazados a sus hijos, lloraban de alegría cuando eran asistidos por lo puestos de la gendarmería que se encontraban en los extremos de las líneas blancas.
Al fin todo este acontecimiento solo paso a ser un mal recuerdo para la comuna, quedando impreso en los titulares de los diarios “caos ocasionado por no contar una ciudad con los nombres de sus calles”
Los otros días me detuve en las proximidades de esta ciudad que se encuentra ahora abandonada, y me interné en ella solo unos pocos metros, por temor a perderme, pude ver merodeando por el lugar un par de perros muy flacos, que evidentemente no se pierden allí porque se guían por su olfato, dicen los comentarios que algunas familias nunca regresaron ni se supo nada mas de ellas pero son solo comentarios.
Arq. Francisco Brun
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El proyecto se había concluido, era una ciudad de mil manzanas todas ocupadas con edificios de propiedad horizontal que aprovechaban al máximo la superficie de construcción, se estimaba que se terminaría en cinco años aproximadamente, y así fue.
En el pliego de licitación del proyecto se buscó de lograr la mayor cantidad de departamentos al menor costo posible, esto permitió que el estudio de arquitectura ganador se decidiera por la propuesta de realizar todos los edificios exactamente iguales, de este modo al hacerse los trabajos en serie, los costos disminuían considerablemente, así fue como se comenzaron los trabajo y todos los detalles de la construcción eran una copia interminable de elementos, las empresas encargadas de los diferentes rubros como las que fabricaban las puertas y ventanas, sufrieron el inconveniente que sus operarios se estresaban por tener que realizar siempre la misma tarea, se comentaba que un encargado de tener que colocar bisagras, lo habían tenido que internar en una casa de retiro para enfermos mentales, sin poderle sacar de su mano el destornillado. También a un pintor de una de las empresas al cabo de terminar doscientos departamentos, todos del mismo color, en un momento dado comenzó a realizar extraños dibujos multicolores, similares a pinturas abstractas, cuando lo despidieron, llevaba en su bolsillo una brocha con pintura roja y salpicó todo el despacho del jefe de personal, en tanto gritaba desencajado que en el mundo existían otros colores, no solo el gris perla.
Solo faltando dos días para la inauguración y posterior entrega de los departamentos a sus dueños, surgió un inconveniente de último momento, no se podrían colocar los carteles indicadores del nombre de las calles, por haber surgido un problema con la empresa encargada de realizarlos, y solo estarían para un par de semanas después de la inauguración.
En el departamento de planeamiento este tema de los carteles de las calles, se analizaba como un serio problema debido a que el proyecto era una repetición de edificios exactamente iguales unos a otros, y no existía nada que los pudiera distinguir, ni las veredas, ni los postes de alumbrado, ni el color de sus fachadas, todo el emprendimiento era una constante repetición de miles y miles de espacios absolutamente iguales, comentaban que un inspector de obra había revisado el mismo edificios unas cuarenta veces, sin darse cuenta.
Al jefe de planeamiento se le ocurrió una solución de emergencia que podría resolver este problema, se entregaría a cada uno de los propietarios un plano en donde se indicaría la ubicación de su unidad de vivienda, y mediante la utilización de una brújula, una vez que se determinara los puntos cardinales, sería sencillo encontrar el lugar, esto no convenció mucho al intendente, pero otro remedio no quedaba, la inauguración estaba encima.
Así fue como se contrató a una empresa para la realización de diez mil brújulas de bolsillo y a otra la realización de planos que indicaran la ubicación de cada departamento, lamentablemente, esta última empresa cometió un pequeño error y lo que se indicaba como el oeste era el este y viceversa, pero para subsanar este pequeño error, se colocó al reverso de este plano una nota aclaratoria, en donde decía: “Para interpretar correctamente este plano solo cambie el este por el oeste”
El día de la inauguración llegó y se cortaron las tradicionales cintas, luego de esto el intendente en persona entregaba las llaves, junto a la brújula y el plano de ubicación a cada uno de los propietarios.
En un primer momento paresia que todo funcionaba bien, pero la mayoría de la gente no leía la nota aclaratoria por estar en el reverso del plano y se dirigía exactamente al lugar opuesto al que debería ir luego la llave no abría por supuesto.
Comenzaron los primeros reclamos, y al cabo de unas horas todo se tornó en un caos, en pocas horas ya se habían extraviado cinco chicos y un abuelo, los nuevos propietarios pedían a gritos por familiares extraviados, y otros queriendo tomara posesión de sus viviendas lo antes posible amenazaban con realizar juicios a la comuna por estafa
El intendente ante este alubión de reclamos decidió llamar a la gendarmería para que ayudara a esta pobre gente que ya era una multitud agolpada frente al estrado, se comenzaron a ubicar a las primeras familias pero este operativo resultaba muy lento y se hacía de noche con lo cual la impaciencia aumentaba, entonces se decidió armar carpas de campaña para que esta multitud pudiera pasar la noche, con la esperanza que mañana todo se solucionaría.
En este desorden general, aparecieron pseudos representantes de la comuna que por veinte pesos guiarían a las desamparadas familias hasta su hogar, muchos aceptaban la propuesta, y después de abonar por este “servicio” eran guiados solo unas pocas cuadras para luego dejarlos abandonados a su suerte.
Algunos habían podido llegar a su departamento, pero luego viendo desde sus balcones, el caos y la desesperación que imperaba en las calles, temían en salir y perderse, pero de pronto surgió el terror, se encontraban atrapados en sus viviendas, y sin poder conseguir alimentos, en pocos días morirían si no eran rescatados, muchos comenzaron a pedir auxilio desde los balcones a los gritos.
Al día siguiente, por las calles de esta ciudad repetitiva, seguían vagando personas totalmente perdidas, que ya no les interesaba encontrar su departamento, solo querían salir de ese laberinto infinito.
Se decidió convocar a tres helicópteros de la fuerza aérea para que a asistieran a esta gente desesperada con alimentos y agua que eran arrojados desde las alturas.
A media mañana el caos continuaba y los mismos gendarmes que habían concurrido para acomodar y auxiliar a los propietarios, debido al agotamiento de haber trabajado durante toda la noche también se perdían.
El intendente en persona desde uno de los helicópteros impartía instrucciones desesperadas para que todos los estuvieran alojados o no, dentro de esta trampa infernal se dirigieran para el oeste que era en donde estaba las tiendas de campaña, pero la gente que escuchaba aterrorizada a esta altura de los acontecimientos y debido al apresuramiento y el miedo se dirigía al lado opuesto guiadas por las instrucciones ahora del reverso del mapa.
Paresia que ya nadie podría poner orden a semejante catástrofe, cuando a un asesor del intendente se le ocurrió que se crearan brigadas de experimentados exploradores para ingresar en aquella ciudad de los mil demonios y rescatar a las personas.
Así fue como estas brigadas se internaron en esas infinitas calles gemelas, provistas de un importante equipo de sobre vivencia y utilizando una especie de banderines multicolores auto adhesivos para poder después encontrar la salida, pero ocurrió lo inesperado, los banderines no quedaban bien sujetos y se desprendían, luego el viento los dispersaba por todos lados, las dos primeras brigadas se perdieron irremediablemente, entonces se decidió como un último esfuerzo desesperado, que una maquina vial de esas que realizan la demarcación de rutas, marcar dos línea blanca de este a oeste y de norte a sur al medio de la ciudad, luego de esto en los cuatro extremos de estas líneas se instalaron puestos de rescate, y se les indicó a la gente mediante panfletos y altoparlantes que se dirigieran a cualquier lugar pero siempre en línea recta, y que cuando encontraran una línea blanca la siguieran o para un lado o para el otro, que de esa forman podrían encontrar la salida.
Por fin lentamente los desconcertados propietarios fueron abandonando esta ciudad, y abrazados a sus hijos, lloraban de alegría cuando eran asistidos por lo puestos de la gendarmería que se encontraban en los extremos de las líneas blancas.
Al fin todo este acontecimiento solo paso a ser un mal recuerdo para la comuna, quedando impreso en los titulares de los diarios “caos ocasionado por no contar una ciudad con los nombres de sus calles”
Los otros días me detuve en las proximidades de esta ciudad que se encuentra ahora abandonada, y me interné en ella solo unos pocos metros, por temor a perderme, pude ver merodeando por el lugar un par de perros muy flacos, que evidentemente no se pierden allí porque se guían por su olfato, dicen los comentarios que algunas familias nunca regresaron ni se supo nada mas de ellas pero son solo comentarios.
Arq. Francisco Brun
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